Seguimos desarrollando en clase, al igual que el resto de los grupos del Tercer Ciclo, el Programa de Creatividad Literaria. En esta ocasión hemos realizado la actividad titulada CUÉNTAME UN CUENTO.
Ha consistido en leer un cuento clásico, Juan sin miedo, conocer sus características y después escribirlo de nuevo; pero cambiando alguno de sus elementos: la época, el espacio, el personaje... Se trataba de realizar un nuevo cuento a partir de algunos de los elementos del cuento tradicional que habíamos tomado como referencia.Los resultados han sido excelentes. Prueba inequívoca de de vais avanzando en el desarrollo de vuestra competencia comunicativa y vuestra creatividad literaria.
A continuación presentamos algunos de los trabajos realizados.
JOSÉ EL INCONSCIENTEEsta historia trata de un niño que se aburría mucho porque nada le parecía entretenido. Por ejemplo le aburrían los videojuegos, no se divertía jugando al fútbol... Así que empezó a buscar emociones para divertirse.En cambio, su hermano mayor, que se llamaba Antonio, era todo lo contrario. A él le gustaban los juegos tranquilos y todo le parecía divertido.Un día se aburría mucho, entonces se fue a dar una vuelta a la calle. Cuando pasaba al lado de su colegio vio un anuncio en la valla que ponía: “¿Estás aburrido de la vida? Pues si eres un niño y quieres tener emociones con deportes extremos, ve a las siguientes direcciones...” José terminó de leer el anuncio y se fue corriendo a su casa. Cuando llegó fue a decírselo a sus padres y tras media hora de intentar convencer a sus padres consiguió que le dejaran. Entonces se puso muy contento.Cuando llegó el día del concurso, vio que había niños más grandes que él. Entre las niñas, había una con su edad que se llamaba Sara. Le cayó muy bien. Empezaron las pruebas y los dos superaron la primera prueba que era escalada sin cuerda (la mayoría de los niños se echaron atrás, pero como José era un inconsciente, quiso seguir y Sara también, porque eran amigos y querían sentir emociones). Después de la segunda, que era puenting, sólo quedaron un niño, Sara y José. Y al final de la última, que era volar con un traje especial, ganó José.Sara y José siguieron viéndose y se hicieron novios, después de unos años se casaron y un día José iba bajando las escaleras cuando en el último escalón se tropezó y el corazón se le puso a latir muy rápido porque pensaba que se iba a matar. Y pensó...- ¿Qué hacía yo buscando emociones de pequeño?
Daniel Juberías
LA VALIENTE NATALIA
Desde hace unos años, un joven matrimonio tenía dos hijas.
Mina, la mayor, era una cobardica. Cada Halloween se escondía bajo la mesa y no salía hasta el siguiente día.
Natalia, la pequeña, era todo lo contrario. Nada la atemorizaba, por lo que sus amigos la llamaban “Natalia la valiente”.
El pasado Halloween, Natalia quiso salir a la calle sin ningún disfraz para ver cómo trataban de asustarla. Como en la plaza mayor de la ciudad se reunían los que llevaban mejores disfraces, fue el primer sitio por donde pasó.
Un chico con un disfraz realmente aterrador le gritó “¡Bu!” en su oído al andar Natalia despistada, pero ella ni se inmutó. El muchacho pensó que era la única persona que no había gritado de miedo.
Natalia se encontró con la matona del barrio tapeando en un bar cercano:
-¡Menuda perdedora! -gritó-. A pesar de ser Halloween, ¡no llevas ni un solo disfraz!
-De eso se trata, ¿no? Quiero ver cómo la gente con mente de caca como tú puede asustarme. Parece que no lo has conseguido -le contestó ella.
Estas palabras ofendieron tanto a la matona, que le pidió perdón por haberla llamado perdedora y prometió no hacerle daño a nadie nunca más.
Tras descansar un rato en la tapería, Natalia se marchó a la calle principal, donde en un cartel publicitario se leía:
"Quien pase esta noche de Halloween en el cementerio de la ciudad sin asustarse en ningún momento ni salir pitando, podrá comer gratis en un restaurante de lujo."
Como Natalia quería conocer a toda costa el miedo, entró en el cementerio de la ciudad.
A pesar de oír sonidos inquietantes y ver tenebrosas luces, consiguió cumplir lo que ponía en el anuncio y un pase gratis al restaurante de lujo, que gastaría al día siguiente.
En el restaurante, un camarero se tropezó, derramándole la jarra llena de agua helada a Natalia, que, por fin, sintió miedo.
María Gómez
EL NIÑO SABELOTODO
Érase una vez un niño que lo sabía todo sabia más que cualquier otro niño de cuatro años.
Sus padres decidieron hacerle unas pruebas para ver si era superdotado y efectívamente sí lo era. Asistía a unas clases especiales, cuando un día su señorita le encontró una extraña rareza.
Para comprobar si estaba en lo cierto le dijo:
-Hoy te voy a poner un examen, muy fácil de tres preguntas.
-Vale seño-respondió
-Primera pregunta, realiza estas divisiones con decimales- sin ningún problema las realizó.
- Segunda pregunta, haz un poema de diez estrofas con rima asonante- la hizo y de lo más bien
- Tercera y última pregunta, completa estas sumas- eran tan fáciles como 6+4 o 10+8.
La maestra estaba en lo cierto, el niño sabía hacer las cosas complicadas y complejas pero le costaba lo más sencillo.
El niño enseguida se dio cuenta y le pidió ayuda a su profesora para que se explicase, lo hicieron juntos y el niño lo comprendió.
Irene Gómez
MARÍA NO CONOCE LA FELICIDAD
Érase una vez una niña que tenía una hermana mayor. La niña se llamaba María y no conocía la felicidad. Se fue de aventuras a buscar la felicidad aunque sus padres intentaron impedirlo.
En mitad del camino se encontró con un hombre muy gracioso que contaba chistes y su trabajo era hacer feliz a la gente. Pero se fue triste a su casa porque no había conseguido hacer feliz a María.
Llegó a la plaza de un pueblo en la que había un pregonero que decía que la chica que fuera capaz de no reírse de las tonterías de su bufón real, la casaría con su hijo. María, como estaba en busca de aventuras, fue al castillo del rey.
Allí solo estaba ella, ninguna chica más se había presentado. El rey le advirtió que nadie había sido capaz de no reírse de las tonterías de su bufón real pero ella aceptó el reto. El bufón del rey estuvo horas y horas intentando que María se riera pero no hubo manera y entonces, el rey, casó a María con su hijo
Al cabo de un tiempo, como María no había conocido la felicidad, su esposo le hizo cosquillas por todo el cuerpo y, entonces, María conoció la felicidad.
Míriam Fernández
ANA LA BORDE
Hace mucho tiempo, había una niña super borde. La conocían en su colegio como Ana la borde. No tenía apenas amigos, ni se relacionaba con ninguno. En todo el colegio la temían, porque si hablabas con ella, te dejaba en ridículo. Siempre venía muy cabreada al cole y decían que siempre se levantaba con el pie izquierdo. Ella, aunque no lo pareciera, era la mas lista de la clase, pero se hacía la tonta para que no la tomasen como empollona. Sus compañeros aún sin tener ganas, intentaban hablar con ella, pero no conseguían nada. Pero Ana guardaba un secreto muy valioso. Era tan borde porque de pequeña la humillaban todos los días; y se sentía mal y muy cabreada.A partir de entonces fue siempre borde, como si fuese una defensa. Todas los días lloraba por las noches por ser como era, y de haberla ofendido en la infancia. Nadie sabía aquel secreto, menos María, su mejor amiga de la infancia. Hasta que un día se lo contó a todas las niñas. Al saber su secreto, intentaron hablar con ella, comprendiendo sus emociones y sentimientos. Al final la ayudaron a cambiar de personalidad y ponerla al día.Desde entonces, ya no fue una niña borde; al contrario, fue una niña amable y cariñosa para toda la vida.
Laura Martínez
ANA LA VALIENTE
Ana era la mayor de sus hermanos, siempre había sido muy valiente y no le tenía miedo a nada.
Un día Ana les dijo a sus hermanos que quería ir al cementerio por la noche, pero ellos no querían ir porque les daba susto. Como Ana era muy valiente y no tenía miedo a nada, decidió irse una noche sola al cementerio cuando sus padres estaban dormidos.
Para llegar al cementerio tenía que pasar por un camino muy oscuro y allí se encontró una serpiente que le gustó mucho y se la puso de collar.
Ana siguió andando.... se encontró a un esqueleto y le dijo: ¡Pero qué canijo estás!.... el esqueleto se puso triste por lo que le había dicho.
Por fin Ana llegó al cementerio, estuvo viendo todas las tumbas y de repente una mano salió de una tumba, así que Ana le dió la mano y le dijo: ¡Buenas noches!.
En el cementerio por la noche se escuchaban muchos ruidos pero Ana seguía tan tranquila pues no le daba miedo nada. Allí conoció a un zombi y se hizo amiga de él, éste le enseñó el cementerio y la llevó a un pozo que había con agua. Ana fue a ver lo que había dentro del pozo y sin querer se cayó, entonces empezó a gritar: ¡Ayuda, ayúdame zombi que no sé nadar!.
Por fin Ana conoció el miedo. Al final, el zombi le ayudó con una cuerda a salir del pozo. Ana fue feliz y dijo que nunca volvería al cementerio.
Andrea Álvarez
ALFONSO SIN FUERZAAlfonso era un niño que no tenía fuerza y tenía un hermano que era el más fuerte del colegio que se llamaba Manuel.
Alfonso se apuntó a un concurso de fuerza tipo”Rey de pista” pero con pulsos, a ver si podía superar su debilidad. Por supuesto, Manuel se apuntó y estaba seguro que como los últimos ocho años, ganaría por gran superioridad.
Alfonso se fue al gimnasio ya que el torneo era en junio y faltaban cinco meses, bastante para que una persona con esos propósitos se pusiera en forma.
Alfonso hizo muy buenas migas en el gimnasio y se lo pasaba muy bien, ya que no tenía que hacer los ejercicios solo y callado sin ningún tipo de compañía.
Entrenó, entrenó y entrenó tanto que cada vez iba notando más que podía hacerse cargo del concurso y cada uno de sus rivales. Pasaron los cinco meses y Alfonso parecía otro: más grande, más alto y con más seguridad en si mismo.
Su primer rival le fue difícil, pero se concentró en tal pensamiento que casi rompe la mesa de pulso con la mano del rival.
Fue ganando rival a rival y por último tuvo que enfrentarse a su hermano. Alfonso casi se derrumba pensando que iba a perder y que había hecho todo eso para nada. Manuel le vio y en medio de la batalla pensó en que a su hermano le haría mucha ilusión ganar el campeonato y se dejó ganar. Manuel, aunque no se lo creyera, había hecho feliz a su hermano y por otra parte había destrozado su vida social, pero le dio igual porque había convertido a su hermano en el niño más feliz del mundo.
Moraleja: no hay que pensar en uno mismo sino en los gustos de los demás y sacrificarse por las personas que quieres
Diego José Rodríguez
PEPE SIN MIEDOHace mucho tiempo había un matrimonio de recolectores que tenía dos hijos. Joaquín, el mayor, era muy miedoso. Hasta la mínima mosca que pasaba por su lado haciendo ruido le asustaba.
Pepe el pequeño sin embargo no tenía miedo a nada. La gente lo llamaba “Pepe sin miedo”. Un día decidió salir de su choza en busca de aventuras. Él quería conocer el miedo. Sus padres intentaron convencerlo de que no lo hiciera, pero de nada sirvió.
Comenzó su trayecto rumbo a un bosque. Bastante aburrido Pepe se sentó en una piedra. De repente saltó de entre unos matorrales una sacerdotisa. Era la más temida por los cinco poblados. Dicen que esa sacerdotisa qume a los niños y los entrega a los espíritus. Pepe bostezando le preguntó.
-¿Sabes dónde hay algo que dé miedo en este dichoso campo?
-Claro, ¡yo!- dijo incrédula la sacerdotisa.
Pero Pepe la sorteó pasando de ella y prosiguió.
En un claro encontró una cueva. Llamó y salió de ella un arrogante cazador de nada más y nada menos que de dos metros treinta de altura. Al ver a Pepe empezó a reírse. Pepe no le gustó nada que se riera de él y le dio una buena paliza con su cinturón. El niño pasó la noche en la casa del cazador.
Entonces llegó un poblado. En medio había un canto donde se subió el capataz del jefe y dio un anuncio.
- ¡Quién se atreva a pasar tres noches y tres días en la cueva abandonada , se le concederá la mano de la hija del jefe!
Pepe fue a la choza real y aceptó el reto. Llegó a la cueva que tenía aspecto de que no la hubieran pisado en años. Había piedras por todas partes. Al llegar a la cueva se hizo un abrigo con un búfalo que cazó. Todo el poblado decía que no se parecía a sus padres, por algo sería. En un llano se durmió y pasó la primera noche. De golpe se oyeron voces. ¡Era un fantasma! Pero Pepe ni se inmutó. Se había enfadado así que cogió dos palos, los puso en forma de cruz y el fantasma se desvaneció como el agua. Siguió explorando la cueva. Había unas piedras con forma de cama, descansó y pasó allí la segunda noche. Nada más despertarse oyó unos maullidos de gatos y de la nada aparecieron tres grandes y feroces dientes de sable. Pepe cogió unas piedras que encontró y como quería estar tranquilo las tiró contra los tigres. Por cada piedra que tiraba se volvían pequeños y se convirtieron en gatitos. Se preparó un sitio para pasar la tercera noche. Pepe se percató del sonido de unos pasos que le molestaban. ¡Era un bisonte negro!. Cogió su lanza de piedra que se hizo la segunda noche después del ataque de los tigres. Casi mató al bisonte. Después pasados los tres días llegó a la choza del jefe. Allí le concedió la mano de su hija a Pepe. Un día su esposa decidió meterle miedo. Le tiró un vaso de agua helada. Del susto casi se muere. Pepe le agradeció a su esposa que por fin le hubiera hecho experimentar el miedo, algo que el jamás había sentido.
Carlos Muñoz
PEDRO SIN VALOR
Érase una vez una familia formada por: un padre, una madre y dos hijas.El padre era empresario, la madre y las niñas estaban en la casa.Pedro, (el padre) era muy miedica y no tenía valor para absolutamente nada, por eso todos le consideraban como Pedro sin valor, a él no le hacía ninguna gracia eso, así que quiso cambiarlo decidiendo ir al país más peligroso del mundo junto a su familia.Una vez allí se les acercó un hombre con un cuchillo:-¡ No por favor no me haga daño! Le daré todo lo que tengo pero a mí no....- rogó Pedro escondiéndose detrás de su mujer.-¡ Vaya, no pensé que fuese tan fácil robar!- rió el delincuenteAl día siguiente fueron a visitar una granja de animales, entonces:-¡ Socorro que vienen!- huyó Pedro despavorido-Vuelve querido son sólo unas inofensivas gallinas- le rogó Rosa (su mujer)Y efectivamente sólo eran tres gallinas que se acercaron para que les dieran de comer.El último día, ya en el aeropuerto, Pedro vio cómo una anciana se acercaba:-Oiga me podría decir dónde se dejan las maletas, por favor- preguntó la vieja.-No se acerque que sé taekwondo- le advirtió a la mujer.Entonces Pedro se dio cuenta de lo que era el valor.
Paula Madueño
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